Después de haber estado un mes deambulando por este país puedo decir que Brasil no es tan inseguro como lo pintan. Se oye de todo de gente que ha estado en Brasil o de gente que no ha estado pero ha oído que un amigo de un amigo fue asaltado y después violado…En fin, creo que se habla demasiado y no es para tanto. He estado en Río diez días, en Bahía otros diez, en Brasilia, Manaus, Marabá y Sao Paulo, y afortunadamente no he tenido ningún problema. Tampoco he visto que ocurriese ningún incidente con otras personas. Puedes leer en foros de turismo que en Río hay que limitarse a las zonas turísticas y ni siquiera salir de noche. Perderse la noche de Río es perderse uno de sus grandes atractivos. No es cuestión de no salir y quedarse agazapado debajo de la cama del hotel, se puede salir tranquilamente siempre tomando unas pequeñas medidas de precaución:
– Lo fundamental: No llevar nada de valor. Ostentar es convertirte en una perita en dulce para cualquier atracador. Nada de oro, de reloj caro, de vestimenta de marca o de coche bueno. Hay que llevar lo imprescindible, es decir, un poco de dinero para el día y la fotocopia del pasaporte. En cuanto a hacer fotos no es muy recomendable llevar una megacámara de fotos de muchos megapíxeles y pedazo de objetivo porque problemente te la arranquen del brazo de una pasada en moto. Es mejor llevar alguna más compacta que puedas llevar en la mano o idealmente, en el bolsillo. !No llevar tarjetas de crédito encima! Sólo el dinero necesario para el día. Si te atracan y llevas tarjetas es probable que la situación no se quede en un susto y se prolongue unas horas ya que tus amigos atracadores te llevarán de gira por unos cuantos cajeros sacando dinero e incluso te pueden retener hasta el día siguiente o varios días para ir sacando el límite diario de la tarjeta cada día.
Esto es algo que los brasileños con dinero saben bien y es difícil ver ostentaciones tipo cochazos, joyas, ropa cara, etc. aunque se lo puedan permitir.
El valor de lo que llevas encima es proporcional al miedo de ser asaltado y a ser asaltado de facto. Cuando no llevas nada, vas caminando tranquilamente como uno más, ya que lo máximo que te puede pasar es que te quiten algo de dinero y pasas desapercibido. Por contra, si llevas algo que no quieres que te quiten por nada del mundo, lo llevas escrito en el careto y es más probable que algún indeseable se fije en tu cara de «acojonao».
– No andar por calles o playas solitarias por la noche: en ciudades como Río los cariocas saben bien por donde se pueden meter o por donde puede resultar peligroso. Como turista, como no tienes ni idea de por donde andar, la única regla que puedes seguir es no meterte de noche por zonas en las que no ves ni un alma. Sencillamente porque atracarte en esa situación es de lo más fácil.
– En las playas de Río llevar menos cosas todavía. Especialmente si quieres bañarte es probable que si llevas algo de valor no esté cuando vuelvas a secarte relajadamente al sol. Hay un grupos de niños rateros que llaman «los capitanes de la playa». Son rapídisimos y si te cogen algo hay muy pocas probabilidades de que logres pillarles.
Yo pasé unas cuantas situaciones en las que tuve muchas probabilidades de ser asaltado. Una fue al salir a las 4 de la mañana del concierto de la favela. Me dijeron que habría taxis a la salida pero cuando salí solo no había ninguno. Favela + noche + gringo «branquinho» = peligro inminente. Estuve esperando un buen rato y no vino ninguno, al cabo de un rato salieron otros dos del concierto y comenzamos a bajar caminando hasta que al cabo de un rato pasó un amigo en coche que nos llevá hasta el centro. Hubo suerte.
Otra fue el último día que estuve en Río que pasé por una zona cerca de la catedral en la que sólo había un grupo de chavales de las favelas con sus botellas de cola. No pasaba nadie por allí, pero si no pasaba tenía que dar mucho rodeo así que pasé por delante de ellos. Excepto unos comentarios que no entendí muy bien, nada me pasó. Dirían algo así que coño hace este gringo turistilla pasando por aqui.
Mis recorridos nocturnos en Salvador desde El Pelourinho hasta mi pousada en Santo Antonio tampoco eran de lo más seguros, pero por suerte tampoco me pasó nada. Alguna noche había policía justo antes de subir a Santo Antonio.
Hablando con brasileños del tema, me decían que no me fiase de mi experiencia porque había tenido suerte. Pero creo que ellos también a veces exageran un poco porque luego les preguntas cuántas veces han sido asaltados y te dicen que 2 ó 3 en su vida. Sin embargo, en ciudades donde la pobreza es extrema como en Marabá me contaron que la gente es capaz de matar por una bicicleta y las casas son constantemente asaltadas.
Otra cosa que leí en alguna información para turistas era que cuidado con alquilar un coche porque un coche de alquiler es sinónimo de tener dinero y que, por tanto, había muchas posibilidades de ser asaltado. Una gilipollez como un templo. Las compañías de alquiler de coches saben bien lo que hacen y no colocan ningún distintivo que identifique que es un coche de alquiler. Es decir, conduces un coche entre el tráfico y eres uno más. Yo conduje 1.200 kms de día y de noche por las carreteras de Bahía y sin problemas. Coger autoestopistas tampoco es peligroso, normalmente son gente humilde sin peligro y con ganas de conversar.
Ves muchos coches con cristales tintados con la función de que un posible asaltante no pueda identificar un blanco más fácil dentro de un coche. A la postre, esta medida es bastante inútil porque suelen relacionar los cristales tintados con dinero, siendo mejores botines, por lo que los cristales tintados se quedan sencillamnete en una muestra de estatus que aumenta el peligro.
En definitiva, no cabe duda de que Brasil en general y Río en particular son más inseguros que cualquier país europeo y hay mucha violencia. Río está lleno de armas y en determinadas zonas están en estado de guerra entre traficantes rivales o entre traficantes y la policía. Sin embargo, se trata del otro Río, son favelas en las que un turista no pone el pie. Las zonas turísticas no son peligrosas y lo máximo que te puede pasar es que te quiten los dos duros que llevas encima.
Hay que tomar precauciones y no ser excesivamente confiado pero en general las intenciones son buenas en la inmensa mayoría de los brasileños.